Monday, September 23, 2019

EMILIANO DICE ADIOS A SU TIERRA Parte 2

El azar, que muchas veces juega en los procesos políticos un rol estelar, dijo presente en la vida del primo Emiliano, para esa época Director del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias de la UNPHU unos cinco meses antes de la culminación del proceso electoral del 1996, el cual la mayoría de los expertos veía como la coronación electoral de Peña. Como caído de una nube política de augurios positivos, Emiliano fue contactado por Porfirio Nieto, su apreciado ex alumno  en la carrera de Física, quien tenía excelentes relaciones en el litoral balaguerista. Porfirio invitó al primo a que se juntaran para conversar sobre un proyecto "interesante". Emiliano, quien sospechaba que Porfirio quería hablarle de política, le propuso a su ex alumno que se reunieran a la brevedad posible. Una hora más tarde los amigos estaban conversando discretamente en un rincón de un exclusivo club social de la Capital. Porfirio fue directo al grano: don Enriquillo Liranzo, propietario de una de las frecuencias televisivas de alcance nacional, le había solicitado a Porfirio que le reclutara a un peledeista que tuviera las herramientas intelectuales que estuviera en condiciones de participar en un programa televisivo de una hora de duración de lunes a sábado  que estaría en antena hasta la culminación de la segunda vuelta electoral que las encuestas pronosticaban supuesta a celebrarse el domingo 30 de junio de 1996. En opinión de Porfirio, Emiliano era el peledeista ideal que andaba buscando el señor Liranzo. 

La respuesta de Emiliano a la propuesta de Porfirio fue automática: claro que sí. Una sonrisa de satisfacción invadió el rostro del ex alumno de Emiliano. "Sabía que no ibas a sacarle el cuerpo a esa responsabilidad en un momento tan crucial de nuestra historia". Porfirio le pidió a Emiliano que pensara en un nombre para el programa; Emiliano le espetó: el programa se llamará Pulso Electoral, apelativo que fascinó a Porfirio, quien le preguntó al peledeista cuando podía reunirse con Tony Gordillo, representante del balaguerismo en el nuevo programa. Emiliano, cultor entusiasta del "friendo y comiendo" , propuso el día siguiente a las 8 AM para la importante reunión. A eso de las 7 y media de la mañana del día siguiente Emiliano estaba sentado en la sala de espera de la estación de televisión del señor Liranzo sita en el corazón de Gazcue, exclusiva zona residencial de la ciudad primada. 

Tan pronto Porfirio apareció puntualmente a la cita, invitó a Emiliano a pasar a las oficinas ejecutivas de la popular estación de televisión, donde tuvo el privilegio de saludar a doña Tati de Liranzo, esposa del dueño de la estación y amiga de adolescencia de el peledeista, con quien tuvo la oportunidad de rememorar los tiempos dorados en que no fueron ni niños ni adultos. Doña Tati introdujo a Emiliano a los técnicos del popular canal como "el co-conductor de Pulso Electoral. Evidentemente, Porfirio había reportado el resultado de la reunión de la noche anterior al matrimonio Liranzo, el cual había refrendado la elección de Emiliano como co-conductor de Pulso Electoral. Después de despedirse de su amiga de adolescencia, el peledeista se concentró en acoplarse con Tony Gordillo, distinguido abogado, para la época militante de la Fuerza Nacional Progresista pequeño partido político fundado y encabezado por Vincho Castillo, legendario letrado de gran significación estratégica en la formación del frente anti perredeista en ciernes. Tony sería la contraparte balaguerista del peledeista en una conversación  de una hora de lunes a sábado durante la campaña política que a casi cinco meses de la segunda vuelta que las encuestas predecían tendría lugar entre Peña y Leonel.

Al día siguiente de su primera visita al canal de televisión, Emiliano salio de su casa de la urbanización La Feria un cuarto antes de las 9 de la noche para asistir a "una reunión política de importancia". Minutos después de llegar al canal, Tony y Emiliano eran procesados por los exigentes maquillistas encargados de convertir el aspecto de los conductores en digeribles para la televidencia. A eso de las 11 menos cuarto de la noche Pulso Electoral dijo presente en la campaña que anunciaba el adios de los grandes líderes Balaguer y Bosch tras más de 50 años en la primera fila de la política dominicana. Durante una hora Tony el vinchista balaguerista y Emiliano el boschista analizaron la actualidad de su país desde un ángulo nacionalista que ponía énfasis en el peligro que corrían los dominicanos de caer en la trampa geopolítica tendida por las potencias que habían recortado dos años al último período presidencial de Balaguer. Luisa, la esposa de Emiliano, por poco se cae del sofá en que estaba recostada al ver la cara hosca de su esposo invadida por las arrugas que le acompañaron desde su niñez; doña Mercedes, la mamá de Emiliano, por poco se desmaya al ver a su hijo como protagonista de un programa político en un canal de alcance nacional en medio de la amarga lucha que escenificaban los seguidores de Peña, Peynado y Leonel. La ofensa de la madre tomó varios meses para ahogarse en su propia salsa. A la verdad de doña Mercedes, un hijo nunca debía tener secretos para su mamá.

Un par de meses después de Pulso Electoral transmitir su primer programa, estudios mercadológicos lo situaban como el programa nocturno de análisis político preferido por los televidentes dominicanos. Los denuestos lanzados por los analistas alineados con Peña y su PRD contra Balaguer, Bosch y Leonel eran respondidos de manera ríspida por dos polemista, uno de centro derecha y otro de centro izquierda que no barajaban pleitos verbales. Las llamadas amenazantes contra Tony y Emiliano subían en número y tono a medida que la candidatura peledeista, con el apoyo no disimulado del gran líder reformista, se colocaba por encima del 35% en el favor del electorado dominicano según encuestas confiables realizadas en abril de 1996. Peña seguía en el liderato con 45% y Peynado se hundía en el sótano de alrededor de un 15% a mes y medio de la primera vuelta electoral programada para el 16 de mayo de 1996.

El 16 de mayo tan esperado colocó a los dominicanos en el foco de la atención del continente americano, incluyendo la de cientos de observadores internacionales, la mayoría de ellos miembros de la Internacional Socialista, de la cual Peña era el Presidente para América Latina. Esos aliados de Peña trataban de inmunizar al gran líder contra las tradicionales maniobras fraudulentas que se habían hecho rutinarias en la República Dominicana desde el año 1966, cuando se celebraron elecciones "libres" que llevaron a Balaguer a la Presidencia escoltado por miles de bayonetas estadounidenses que habían abortado el año anterior el regreso a la constitucionalidad sin elecciones vía la reposición de Juan Bosch en el Palacio Nacional año y pico después de ser derrocado por una alianza entre los jefes militares, la jerarquía católica y la élite empresarial en combinación con la embajada de los Estados Unidos en Santo Domingo.

Entre los observadores internacionales figuraban varias docenas de expertos en el  tema electoral financiados por la Organización de Estados Americanos (OEA), la mismita que convalidó la intervención militar estadounidense de 1965 que decretó el fracaso de la insurreción popular que trato de reponer la democracia boschista. Brillaba por su ausencia el ex presidente  de EE UU James Carter, actor principal en las negociaciones que obligaron a Balaguer en 1978 a reconocer el "Cambio" encarnado por don Antonio Guzmán, quien había sido compañero de boleta de Juan Bosch en la mascarada electoral de 1966 que les "regalö" a los dominicanos un regimen de fuerza que algunos calificaron como "democradura" y otros como "dictablanda". Carter evitaba con su ausencia que su figura fuera usada para prestigiar un proceso electoral al que la mayoría del pueblo dominicano miraba con suspicacia. Unos porque temían que los estadounidenses impusieran a Peña; otros porque temían que el zorruno Balaguer se burlara una vez más de los propulsores de la democracia representativa.  

Thursday, September 19, 2019

EMILIANO DICE ADIOS A SU TIERRA PARTE 1

  • En agosto de 1994, los dominicanos que creían en la democracia representativa pusieron freno al afán reeleccionista del presidente Joaquín Balaguer en medio de una crisis política que se zanjó con el recorte de dos años al período presidencial obtenido en las muy cuestionadas elecciones que culminaron en mayo de 1994 con resultados rechazados por la gran mayoría de los dominicanos y por una comunidad internacional que le demostró a Balaguer que su legendaria adicción  al fraude electoral había encontrado quien la controlara en los organismos multilaterales regionales. Los dominicanos de esa época fueron informados por la Junta Central Electoral (JCE) y por los líderes de los 3 actores fundamentales del escenario partidario dominicano (PRD,PRSC y PLD), que ante el descreimiento provocado por las maniobras fraudulentas del partido de Balaguer, comprobadas por una investigación encabezada por técnicos de la Organización de Estados Americanos (OEA),  el presidente Balaguer había consentido en que se recortaran dos años al ejercicio de 4 obtenido con malas artes harto demostradas. Por otra parte, las posiciones de senadores, diputados, alcaldes y regidores quedaban no eran tocadas en lo más mínimo. Toda una hazaña del poder estadounidense en su patio trasero. 
.     La ausencia del presidente Balaguer en la boleta colorada 
      del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) provocó un 
      realineamiento de los partidos políticos dominicanos que            catapultó en 1996 al  Partido de la Liberación Dominicana          (PLD) al Palacio Nacional por vez primera tras 5 derrotas          (1978, 1982, 1986, 1990 y 1994) llevando como candidato             presidencial a su fundador Juan Bosch.

.      Desde que el presidente Balaguer comenzó su último                    período presidencial, recortado por la comunidad                        internacional encabezada por los Estados Unidos, los 3                partidos políticos dominicanos que tenían algún chance de          competir por el favor popular se dedicaron a elegir a sus            candidatos presidenciales para las anticipadas elecciones            de mayo de 1996. El PRSC escogió para encabezar su                   boleta electoral al vicepresidente Jacinto Peynado, el                   PRD  a su máximo líder José Francisco Peña Gómez y el             PLD a Leonel Fernández, quien fuera compañero de                   fórmula de Juan Bosch en 1994.

.        Al arrancar la atípica campaña electoral que culminaría             con las votaciones de mayo de 1996, había consenso entre            los expertos en política dominicana de que Peña                            arrancaba como claro favorito. Peña tenía absoluto                      control del PRD, el partido mejor plantado en suelo                    dominicano y era considerado por la mayor parte de los              votantes como la víctima de un fraude en 1994. El PLD                era una interrogante con un candidato que no había                    ocupado nunca una posición electiva en los poderes                      ejecutivo, legislativo o municipal. 

.        Las encuestas mejor acreditadas en la estima popular a               comienzos de 1995 coincidían con la percepción de la                   calle: Peña 45%, Fernández 25% y Peynado 15%. Un 15             por ciento de indecisos servía de excusa a los peledeístas             para mantener un optimismo sin base objetiva. Los que               presumían de conocer las entrañas del PRSC susurraban           que Balaguer no tenía el menor entusiasmo por la                         candidatura de Peynado viendo que su apoyo a su                         vicepresidente se reflejaría en fortalecimiento de Peña y             debilitamiento de Fernández a quien Balaguer                              consideraba como el único en capacidad de retar con                   alguna oportunidad de triunfar  al legendario                               lider perredeísta.

.         La falta de entusiasmo de Balaguer por la candidatura                de Peynado provocó en el vicepresidente reacciones de                 ira que trascendieron a la opinión publica. El                              distanciamiento entre Balaguer y su vicepresidente se                  convirtió en la comidilla que dominó el ambiente político            de cara a las elecciones de 1996. De repente, el                              enigmático Balaguer se desentendía de la suerte de los                 muchos miles de dominicanos que lo consideraban un                 semi dios y concentraba su atención en el segundo a                     bordo en el partido de su amigo Juan Bosch. 

.         La última semana de junio de 1995 vio a la élite política              dominicana encabezada por Balaguer y Peña asistir a la              celebración de los 86 años de Juan Bosch. La imagen de              un Balaguer ciego y un Bosch disminuido física y                          mentalmente compartiendo como los amigos que siempre          fueron, aún en  los momentos en que estuvieron separados           por los vientos de la política, fue un metamensaje que                  llegó claramente a los sectores conservadores                               dominicanos. Tal vez uniendo al partido de Bosch al                     liderazgo que ejercía Balaguer sobre los conservadores               dominicanos se podía detener la avalancha política que                parecía llevar a Peña sin apelación al Palacio Nacional.